El sector porcino cubano enfrenta un 2025 crucial, marcado por la ambiciosa meta de alcanzar al menos 30,000 reproductoras. Este objetivo, central en la estrategia del Grupo Empresarial de Producción y Comercialización Porcina (GPOR), se erige como el pilar fundamental para la recuperación de la masa básica, especialmente en lo referente a la genética y los multiplicadores, elementos esenciales para asegurar el crecimiento a corto plazo de esta importante rama de la ganadería.

Durante el balance de resultados del año en curso, el GPOR delineó una serie de objetivos complementarios que resultarán decisivos para alcanzar la meta principal. Entre ellos, destaca el compromiso de incrementar los salarios de los trabajadores en función de los resultados de su labor, un incentivo crucial para impulsar la productividad y el compromiso dentro del sector. Asimismo, la gestión de la ciencia, la innovación y el extensionismo agrario se posicionan como herramientas vitales para optimizar los procesos productivos y la adopción de mejores prácticas. Lograr una mayor efectividad en el control y consolidar el programa de producción de alimento animal para expandir la masa porcina son otros objetivos clave identificados por el grupo empresarial.

Uno de los puntos álgidos de la reunión fue el debate sobre el empleo adecuado de los recursos disponibles. Yasser Hamed Jassén Santiesteban, presidente del GPOR, hizo especial hincapié en la necesidad de administrar con rigor el pienso importado, los subproductos del arroz y la soya, así como otros aditivos de producción nacional. La correcta gestión del funcionamiento de las plantas de piensos líquidos y secos se considera fundamental para mantener la salud y el vigor de las reproductoras y las cochinatas, consideradas los pilares de la recuperación de la masa porcina.

En este contexto, Santiesteban también resaltó la importancia de fomentar la sinergia entre porcicultores y agricultores, estableciendo contratos de colaboración que beneficien a ambas partes. Subrayó además la fortaleza que representa contar con una base genética de alta calidad, legado de la introducción de cochinatas importadas por Fidel Castro, cuya adaptabilidad a las condiciones de Cuba ha sido probada y validada a lo largo del tiempo.

En el encuentro con los directores de las empresas y sus invitados, se hizo hincapié en la necesidad de alcanzar indicadores de eficiencia, especialmente en la conversión de pienso en carne y en la natalidad, como vías para retomar los niveles de producción óptimos. José Luis Jiménez, funcionario del Comité Central, señaló algunos problemas de manejo relacionados con la alimentación y la masa porcina detectados en las diferentes unidades productivas. Enfatizó la importancia de garantizar el confort de los animales para que puedan expresar plenamente su potencial productivo, reconociendo que en este aspecto también influyen elementos subjetivos ligados al cuidado y la atención.

Otros temas cruciales abordados durante el balance del GPOR incluyeron el imperativo de eliminar o minimizar las deudas con los productores, una medida esencial para fortalecer la confianza y la sostenibilidad del sector. También se discutió la necesidad de ajustar las plantillas de personal a la cantidad real de animales en cada entidad, evitando así pagos sin un respaldo productivo tangible. Finalmente, se destacó la importancia de la capacitación continua de todos los trabajadores del sector, desde los operarios de base hasta los técnicos y directivos, como una inversión fundamental para mejorar la eficiencia y la calidad del trabajo.

Es importante reconocer que la recuperación total de la masa porcina y la producción de carne no será un proceso inmediato. Se requiere un tiempo biológico inherente al ciclo de vida de los animales, desde la incorporación de las hembras a la reproducción hasta el crecimiento y ceba de los cerdos. Sin embargo, la puesta en marcha de estas estrategias y la determinación del GPOR demuestran un compromiso firme por avanzar hacia la satisfacción de las necesidades alimentarias de la población y el fortalecimiento de la economía del país. La meta de las 30,000 reproductoras no es solo un número, sino el motor que impulsará la revitalización de un sector estratégico para Cuba en el año 2025 y más allá.