La aprobación e implementación de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley SSAN) en Cuba, vigente desde el 28 de julio de 2022, representa un hito trascendental en la política social y económica del país. Esta legislación, también conocida como Ley N° 148/2022, establece un marco jurídico general con el objetivo ambicioso de alcanzar la soberanía alimentaria, fortalecer la seguridad alimentaria y nutricional, y garantizar progresivamente el derecho de toda persona a una alimentación sana y adecuada. En un contexto global de creciente incertidumbre económica, crisis climáticas y desafíos en las cadenas de suministro, la Ley SSAN emerge como una respuesta estratégica y visionaria para asegurar el futuro alimentario de la nación.

 

Fundamentos y Objetivos de la Ley SSAN

 

La Ley SSAN se cimienta en la Constitución de la República de Cuba y responde a la necesidad de construir un sistema alimentario robusto, resiliente y equitativo. Su propósito va más allá de la mera producción de alimentos; busca transformar la forma en que Cuba concibe y gestiona su sistema alimentario, desde la siembra hasta el consumo.

Entre sus objetivos principales se destacan:

  • Alcanzar la Soberanía Alimentaria: Esto implica la capacidad de la nación para producir alimentos de forma sostenible, garantizando el acceso de toda la población a una alimentación suficiente, diversa, balanceada, nutritiva, inocua y saludable. La soberanía alimentaria busca reducir la dependencia de medios e insumos externos, respetando la diversidad cultural y asumiendo una profunda responsabilidad ambiental. Es un llamado a producir lo que se consume y a consumir lo que se produce, fortaleciendo la economía local y la identidad alimentaria.
  • Fortalecer la Seguridad Alimentaria y Nutricional: Comprende la disponibilidad, accesibilidad, estabilidad, sostenibilidad y adecuación de los alimentos para todas las personas, en todo momento, de manera que puedan satisfacer sus necesidades nutricionales y preferencias para una vida activa y saludable. La ley busca asegurar que, incluso en situaciones de emergencia, los grupos vulnerables tengan acceso garantizado a una alimentación adecuada.
  • Proteger el Derecho a la Alimentación Sana y Adecuada: La ley establece este derecho como fundamental para todos los ciudadanos. Esto implica no solo la garantía de alimentos, sino también que estos sean sanos, nutritivos y culturalmente apropiados. El Estado asume deberes claros para respetar, proteger y facilitar este derecho, especialmente para las personas en situación de vulnerabilidad.
  • Promover Sistemas Alimentarios Locales Sostenibles: La Ley SSAN pone un fuerte énfasis en la descentralización de la planificación y gestión de la producción de alimentos, potenciando el autoabastecimiento alimentario municipal. Se busca articular de forma intersectorial e interinstitucional la producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos a nivel local, movilizando los recursos existentes en cada territorio.
  • Impulsar Modelos Sostenibles de Producción: La ley promueve la producción agroecológica y orgánica, el uso de semillas criollas o nativas, y prácticas que aseguren la conservación y uso racional de los suelos, las aguas, la flora y la fauna, así como la prevención de la contaminación. Esto es crucial para la sostenibilidad a largo plazo y la resiliencia del sistema alimentario.
  • Reducir Pérdidas y Desperdicios: Un componente esencial de la ley es la incentivación de actores vinculados a la producción, transformación y comercialización de alimentos para la adopción de modelos sostenibles que prevengan y reduzcan las pérdidas y desperdicios en toda la cadena alimentaria.

 

La Implementación de la Ley SSAN: Aciertos y Retos

 

Desde su entrada en vigor, la implementación de la Ley SSAN ha impulsado diversas acciones y ha generado importantes debates en Cuba. Se han observado aciertos significativos, pero también persisten retos considerables.

Aciertos:

  • Marco Legal Consolidado: La existencia de una ley específica para la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria y nutricional es un avance fundamental. Proporciona una base jurídica sólida para todas las políticas y acciones relacionadas con la alimentación.
  • Enfoque Intersectorial e Integral: La ley fomenta la participación de múltiples actores y sectores (agricultura, salud, educación, comercio, etc.) en la consecución de sus objetivos. Esto es crucial para abordar la complejidad de los sistemas alimentarios.
  • Fortalecimiento de la Gobernanza Local: Al priorizar los sistemas alimentarios locales, la ley empodera a los municipios y sus comunidades para tomar decisiones y gestionar sus propios recursos, promoviendo el autoabastecimiento.
  • Reconocimiento de Nuevas Formas de Gestión: La Ley SSAN integra y fomenta la participación de formas de gestión no estatales (cooperativas, Mipymes, productores individuales) en la cadena de valor de los alimentos, lo que es vital para dinamizar la producción y la comercialización.
  • Educación Alimentaria y Nutricional: La ley subraya la importancia de la educación para la salud, la alimentación y la nutrición, buscando transformar hábitos de consumo y fomentar una dieta más equilibrada y saludable en la población.
  • Movilización y Sensibilización: Eventos como el Encuentro de Productores y Elaboradores de Alimentos en Rancho Boyeros, o la participación en ferias como Expocaribe, demuestran la voluntad de movilizar a la sociedad y a los actores económicos en torno a los principios de la ley.

Retos:

  • Dependencia de Importaciones: A pesar de los esfuerzos, Cuba aún enfrenta una considerable dependencia de las importaciones de alimentos e insumos, lo que la hace vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional y a los efectos del bloqueo económico.
  • Disponibilidad de Insumos y Tecnologías: El acceso a materias primas, alimentos balanceados, medicamentos, tecnologías y maquinarias para la producción agrícola y pecuaria sigue siendo un desafío, afectando los rendimientos y la eficiencia.
  • Deficiencias en las Cadenas de Valor: Persisten problemas en la producción, distribución y comercialización de alimentos, incluyendo pérdidas y desperdicios, atrasos en cronogramas y una no siempre eficiente correspondencia entre la oferta y la demanda.
  • Financiamiento y Recursos: La implementación plena de la ley requiere inversiones significativas y un flujo constante de recursos, que a menudo son limitados debido a la situación económica del país.
  • Cambio de Mentalidad y Hábitos: La transformación de los sistemas alimentarios y los hábitos de consumo es un proceso a largo plazo que requiere una educación continua y el compromiso de toda la sociedad.
  • Impacto de Factores Externos: Fenómenos como el cambio climático, los conflictos internacionales y la inflación global ejercen presiones adicionales sobre la capacidad de Cuba para garantizar la seguridad alimentaria.
  • Coordinación y Articulación: Aunque la ley promueve la intersectorialidad, lograr una coordinación efectiva entre todos los actores estatales y no estatales a diferentes niveles sigue siendo un desafío logístico y de gestión.

En conclusión, la Ley SSAN es una herramienta poderosa y necesaria para que Cuba transite hacia un modelo de alimentación más sostenible y autónomo. Si bien los desafíos son considerables y la implementación es un proceso continuo que requiere esfuerzo y adaptabilidad, la voluntad política y la movilización de los diferentes actores, desde el Ministerio de la Agricultura hasta los pequeños productores y las Mipymes, son fundamentales para convertir los principios de esta ley en una realidad tangible para el bienestar y la nutrición de todo el pueblo cubano. La Ley SSAN no es solo un documento legal, es una hoja de ruta para la construcción de un futuro alimentario más seguro y soberano.

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