La producción porcina o porcicultura cubana se encuentra en un momento de redefinición estratégica. En un contexto internacional marcado por la presión competitiva, el estancamiento productivo y los cambios en la demanda alimentaria, el Informe OCDE–FAO 2025–2034 ofrece claves valiosas para entender el futuro del sector porcino y su impacto en economías emergentes como la cubana.
Tendencias globales: ¿Qué dice el informe?
El informe OCDE–FAO proyecta que el consumo mundial de carne alcanzará los 47,9 millones de toneladas en la próxima década, aunque el crecimiento per cápita será más moderado que en años anteriores. En este escenario, la carne de cerdo seguirá siendo una fuente importante de proteína animal, especialmente en Asia y América Latina.
Uno de los hallazgos más relevantes es que el 27% del crecimiento proyectado en la producción porcina se atribuirá a mejoras en la eficiencia productiva, particularmente en el peso al sacrificio. Esto implica que los países que logren optimizar sus sistemas de cría y engorde podrán mantenerse competitivos sin necesidad de expandir significativamente sus rebaños.
Además, el informe destaca que las economías emergentes serán las principales impulsoras del aumento en la producción y el consumo de alimentos de origen animal. Esto se debe al crecimiento demográfico, la urbanización y el aumento del poder adquisitivo en países de ingresos medios.
Cuba: entre la resiliencia y la transformación
La producción porcina en Cuba ha enfrentado múltiples desafíos en los últimos años, desde la escasez de alimentos para animales hasta limitaciones tecnológicas y logísticas. La alimentación representa entre el 70% y el 80% del costo total de producción de carne de cerdo en la isla, lo que convierte la autosuficiencia alimentaria en un objetivo estratégico.
En este sentido, el informe OCDE–FAO ofrece una hoja de ruta útil para Cuba. La necesidad de mejorar la eficiencia productiva se alinea con los esfuerzos cubanos por desarrollar una base alimenticia autóctona, reducir la dependencia de importaciones y fomentar prácticas sostenibles. La implementación de tecnologías de alimentación alternativa, el uso de subproductos agrícolas y la capacitación técnica de productores son medidas que podrían acelerar esta transformación.

Oportunidades para la producción porcina o porcicultura cubana
A pesar de las dificultades, Cuba cuenta con fortalezas que pueden ser aprovechadas en el nuevo contexto global:
- Potencial biotecnológico: La experiencia acumulada en investigación agropecuaria puede ser aplicada al mejoramiento genético porcino y al desarrollo de vacunas y suplementos alimenticios locales.
- Modelo cooperativo: Las formas de gestión cooperativa y estatal permiten una planificación centralizada que puede facilitar la adopción de estándares de eficiencia y sostenibilidad.
- Demanda interna estable: La carne de cerdo sigue siendo una de las más consumidas en el país, lo que garantiza un mercado interno constante.
Retos pendientes
Sin embargo, para que Cuba se inserte con éxito en las tendencias proyectadas por la OCDE–FAO, será necesario enfrentar varios retos:
- Infraestructura: Mejorar las instalaciones de cría, sacrificio y procesamiento para cumplir con estándares internacionales.
- Financiamiento: Acceder a créditos e inversiones que permitan modernizar el sector sin comprometer la soberanía alimentaria.
- Capacitación: Formar a técnicos y productores en prácticas de manejo eficiente, bioseguridad y trazabilidad.
Conclusión
El Informe OCDE–FAO 2025–2034 no solo ofrece una visión global del futuro de la producción porcina, sino que también plantea desafíos y oportunidades concretas para países como Cuba. En un entorno donde la eficiencia será más importante que la expansión, la porcicultura cubana tiene la posibilidad de reinventarse, apostando por la innovación, la sostenibilidad y la resiliencia alcanzando niveles superiores a los proyectados.
Este proceso no será inmediato ni exento de obstáculos, pero con una estrategia clara y el aprovechamiento de sus fortalezas, Cuba puede consolidar un modelo porcino adaptado a las exigencias del siglo XXI.